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El Sacacorchos: Historia

La propagación del sacacorchos se sitúa históricamente a partir del siglo XVIII (aunque existen algunos modelos del XVII), coincidiendo con la difusión de las botellas de vidrio soplado y del corcho como el elemento destinado a mantener el líquido en su sitio hasta el momento del consumo. La primera referencia textual a un sacacorchos procede de Inglaterra y corresponde al Tratado de la Sidra, escrito por James Worligge en 1676, donde habla de "un tornillo de acero utilizado para extraer los tapones de las botellas". Técnicamente, no se trataba exactamente de un sacacorchos tal y como hoy lo conocemos, sino más bien de una especie de barrena similar a la que se empleaba para limpiar las armas de fuego.
A partir de entonces, y con la imposición del espiral metálico como elemento básico para la extracción de los tapones de corcho, la evolución del sacacorchos se centra en el desarrollo del método más cómodo para realizar la operación, es decir, en el perfeccionamiento del mango y el sistema mecánico.


Primera patente inglesa

La primera patente de un sacacorchos es también inglesa, del año 1795, aunque en los años subsiguientes se produjo un boom en el registro de diferentes modelos, en todo el mundo: Francia, Estados Undios, Canadá... Tan sólo en Inglaterra, en el siglo XIX se patentaron hasta 350 modelos diferentes de sacacorchos.
Si bien los primeros se basan en el sistema de una básica T con espiral, a partir de 1850 comenzaron a llegar los sacacorchos de palanca, que reducían notablemente el esfuerzo en la extracción. A fínales del siglo XIX apareció el modelo primitivo del que quizás sea el sacacorchos más importante de la historia: el de una sola palanca, el preferido de los camareros y sumilleres de todo el mundo, incluso en nuestros días.
Evidentemente, de forma paralela al desarrollo técnico se producía la estilización estética, con aplicaciones de madera, nácar, grabados, etc., además de la incorporación de accesorios prácticos como cuchillas, escobillas para limpiar la boca de la botella...


Para el champagne

Los sacacorchos para botellas de Champagne tienen su origen a finales del siglo XIX, época a la que corresponde también un invento en forma de grifo que permitía perforar el corcho y dosificar en copas sin que el resto del contenido de la botella perdiera efervescencia.
En la actualidad prevalecen algunos modelos clásicos, como el de camarero o el sacacorchos de láminas -adecuado sobre todo para extraer corchos dañados-, que conviven y comparten escaparates con otros de última tecnología, como los modelos de palanca desarrollados por la casa Screwpull, de una gran precisión y comodidad.
Mientras el placer por disfrutar de un buen vino se mantenga intacto -y se mantendrá, qué duda cabe- el cerebro humano continuará pergeñando artilugios y nuevos modelos de sacacorchos para hacer más fácil y confortable el momento del descorche, aquel en el que se abren las puertas del placer.


Más información sobre el sacacorchos:


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